Deseo...
martes, 7 de julio de 2009que tu cuello camine por mis labios y que las cúspides de tus tetas muerdan a mis dientes. Que tu sudor lama mi lengua. Que tu pelo sostenga fuerte a mis manos. Que tu piel vista a mis huesos. Que tus impulsos dirijan a mi obsesión. Que tu libertad se convierta en mi prisión. Que mi corazón se coma al tuyo. Que tu corazón devore al mío. Que tus vacíos llenen mis espacios. Que mis espacios aprisionen a tus ojos. Que tus ojos aprisionen a los míos. Que mi saliva sea la telaraña debajo de tu ombligo. Que tu saliva sea la telaraña debajo del mío. Que tu piel atraviese mis dedos. Que mis brazos crucifiquen a tus brazos. Que tus piernas tracen la horizontalidad en nuestra verticalidad. Que tu pecho apuñale mis pulmones. Que mi respiración extinga el aire de la tierra. Que tu sal endulce a mis entrañas. Que mi carne rasgue a tus uñas. Que tu espalda se hunda en mis costillas. Que mi ombligo marque el diámetro de tus caderas. Que tu seno se dilate entre mis manos. Que tus pezones perforen las palmas de mis manos. Que la muerte arrastre a la muerte. Que la vida no arrastre nada. Que la realidad no sea una ficción, sea realidad.
Porque los dioses traducen adioses. Porque es tu espalda pegada a la mía. Porque es el vacío entre ellas que se ensancha con los pasos suicidas. Es el no te vayas sin escuchar que me voy. Es el te amo, te odio, te deseo, te reprocho, te quiero, te sirvo. Sirvo de esclavo para aliviar tu soledad, mas no la mía. Sirvo a mis propias compulsiones. Sirvo a mis alas negras que vuelan hacia el rincón oscuro de mi evolución. Sirvo a los dioses ocultos y al charco de sangre bajo mis pies. Sirvo al cansancio. Sirvo para que tu ira se convierta en paz. Sirvo para que mi paz explote en mil fragmentos de incertidumbre. Sirvo todo para ti. Sirvo nada para mí.
Porque los dioses traducen adioses. Porque es tu espalda pegada a la mía. Porque es el vacío entre ellas que se ensancha con los pasos suicidas. Es el no te vayas sin escuchar que me voy. Es el te amo, te odio, te deseo, te reprocho, te quiero, te sirvo. Sirvo de esclavo para aliviar tu soledad, mas no la mía. Sirvo a mis propias compulsiones. Sirvo a mis alas negras que vuelan hacia el rincón oscuro de mi evolución. Sirvo a los dioses ocultos y al charco de sangre bajo mis pies. Sirvo al cansancio. Sirvo para que tu ira se convierta en paz. Sirvo para que mi paz explote en mil fragmentos de incertidumbre. Sirvo todo para ti. Sirvo nada para mí.